viernes, 8 de junio de 2012

Tarragona y Badajoz unidas musicalmente por el pianista Antón Cardó y la mezzo Elena Gragera


El pianista Antón Cardó, nacido en Valls (Taragona) y la mezzosoprano Elena Gragera, natural de la ciudad de Badajoz, forman un dúo armónico, tanto en lo musical, como en lo personal. Residentes en Madrid, han pasado por la capital pacense para participar en varias de las sesiones del XXIX Festival Ibérico de Música. Y en medio del ajetreo, con gran amabilidad, han sacado tiempo para hablar con “Catalana con jamón” sobre sus experiencias y vivencias como pareja extremeño-catalana.

Elena Gragera y Antón Cardó en el Paseo de San Francisco de Badajoz
Ambos utilizan en diversas ocasiones el término naturalidad para definir cómo han encajado en común sus respectivos rasgos culturales. No sienten que uno se haya impuesto sobre el otro. Consideran que llevan muy bien esa convivencia y que cada uno se está beneficiando de la cultura del otro. En relación al idioma, ambos se relacionan en castellano, pues es el idioma en el que se conocieron, pero Elena habla perfectamente el catalán, pues enseguida vio que era algo que le enriquecía personalmente. De hecho lo aprendió en Madrid, a través de los cursos que imparte la Generalitat de Catalunya.
Antón, que hace casi 30 años que arribó por primera vez a Extremadura, reconoce que la región no es la que le habían contado. Sale a relucir uno de los tópicos más incomprensibles para cuantos conocemos esta tierra: la de la sequedad. Antón no comprende de dónde ha podido salir ese cliché, cuando hay zonas en España que realmente sí que son secas, pero no Extremadura en su conjunto. Destaca la simpatía y espontaneidad de los extremeños y explica que estos años de conocimiento mutuo le han servido para reflexionar mucho: a veces los catalanes somos un poco autosuficientes y orgullosos, quizás con motivo, pero el hecho de viajar y conocer a mucha gente distinta te hace recapacitar y situarte realmente en tu puesto, sin por ello dejar de querer a tu tierra.
Considera Antón Cardó que la región ha experimentado una gran transformación en las últimas tres décadas, que se puede apreciar en su urbanismo, en la dotación de servicios, en la propia madurez social. Cree que la España de la autonomía le ha sentado muy bien a Extremadura.
Por su parte Elena Gragera hace hincapié en que, desde un primer momento, se integró perfectamente en la sociedad catalana, en el círculo familiar y de amistades de Antón, y que se siente muy a gusto entre ellos.
De los catalanes admira su capacidad emprendedora, y reconoce que a ella prefiere trabajar un poco a la catalana. Se siente cómoda con el ritmo vital que tienen. En su relación artística con Antón, ella se encarga más de toda la parte administrativa y gerencial, mientras que su marido es quien se encarga de diseñar el contenido de los programas musicales que van a interpretar. A Antón le gusta lo multidisciplinar –aclara Elena-, por eso elabora ciclos muy interesantes como el de “Música en torno a Picasso” o el de “Música y pintura del siglo XIX”.

EXTREMADURA MUSICAL
Actuación en el Salón Noble de la Diputación de Badajoz
Pasamos por lo tanto a hablar de música, pues esa es su vida y su pasión, y lo que de hecho les ha traído una vez más a Badajoz. Acostumbrados a recorrer el mundo (Londres, Moscú, San Petesburgo, La Haya, París, Amsterdam, México, Madrid, Barcelona, etc.), venir a Extremadura siempre es una experiencia gratificante, sobre todo para Elena.
En esta ocasión, con motivo del XXIX Festival Ibérico de Música, una de sus actuaciones ha sido en el Salón Noble de la Diputación de Badajoz. Esto ha sido algo especial para la mezzosoprano extremeña. Para mí –nos dice Elena Gragera- ha supuesto una gran responsabilidad y he volcado todo mi cariño hacia esta actuación. Era la primera vez que actuaba en ese espacio, que es al que yo iba de pequeña a escuchar música. De hecho me solía situar en el primer palco que hay a la derecha de la escena y hoy, sin haberlo hablado, cuando he salido he visto que estaba allí mi madre. Ha sido muy emocionante.
Antón y Elena también recuerdan con mucho afecto la oportunidad que en 2009 les brindó el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, para que fueran ellos quienes interpretaran el Himno de Extremadura, cantado por Elena y con arreglos pianísticos del propio Antón, en el acto institucional de entrega de las Medallas de Extremadura, en el Teatro Romano de Mérida.
Al hablar de la música en Extremadura, Antón Cardó recuerda al pianista Esteban Sánchez, de quien dice que fue una figura inmensa: si en lugar de haber nacido en Extremadura, lo hubiera hecho en Gran Bretaña o en Alemania, habría sido uno de los grandes de la música mundial del siglo XX.
Ambos mencionan que el nivel musical ha tenido un avance espectacular en las últimas décadas. Ponen como muestra la magnífica labor que viene desarrollando la Sociedad Filarmónica de Badajoz, a la que tildan de ejemplar. Es más, Antón considera que el anterior presidente de la misma, Felipe Hernández, es uno de los mejores gestores musicales que ha conocido en España. Una persona con mucho criterio y con conocimiento. Ahora, bajo la dirección de Javier González Pereira, sigue por el mismo camino. Tampoco olvidan, en el desarrollo musical extremeño, la importantísima labor que vienen realizando los conservatorios en la formación de nuevas generaciones de intérpretes.
El reconocido crítico musical Juan Ángel Vela del Campo ha dicho, de Elena Gragera, que es la heredera de Teresa Berganza en la canción de concierto. Por su parte, el gran compositor Xavier Montsalvatge escribió de Antón Cardó, que es uno de aquellos pianistas que saben adivinar el sentido íntimo de cada obra.
Ambos forman una sólida pareja en lo artístico y en lo personal, cosa que dejan traslucir con una enorme afabilidad, y con la gran naturalidad con la que viven la hibridación de sus raíces culturales extremeñas y catalanas.

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