miércoles, 2 de mayo de 2012

Luis Cidoncha, un emeritense pionero en dar clases de catalán en Santa Coloma


En septiembre de 1962, pronto hará 50 años, Luis Cidoncha Román, un emeritense nacido en 1944, emprendió el camino que le llevaría hasta la que es su localidad de residencia hasta el día hoy, Santa Coloma de Gramenet, en la periferia de Barcelona, al otro lado del río Besós. La razón que le motivó a realizar este traslado fue la misma que la de miles de extremeños que dejaron su tierra para instalarse en Catalunya: buscar un trabajo. Allí se asentó y se integró, hasta el punto de ser pionero en la enseñanza del catalán.

Luis Cidoncha.
Luis Cidoncha es un personaje interesante por diversas razones. Unas relacionadas con su trayectoria profesional en Catalunya y otras por la forma en la que ha mantenido la relación con su tierra extremeña.
Entre las primeras hay que mencionar sin duda su vinculación con la docencia en catalán, como él mismo explica cuando le preguntamos por su experiencia personal en Catalunya. Pude comprobar a mi llegada –dice- la situación del catalán y la práctica ausencia de publicaciones en esa lengua. Creo que hacia 1965 apareció el semanal “Tele Estel” y con él tuve mis primeros contactos para intentar entenderla. También por aquella época escuché la primera canción en catalán: “Se’n va anar” (se fue), de Salomé. En 1967 se comenzó a permitir la enseñanza de dicha lengua y me apunté a un curso nocturno de nivel elemental. Mi idea por entonces se circunscribía a ese curso. Como anécdota, el primer libro de Gramática Catalana procedía de Andorra.
Su profesora le animó a continuar, así que hizo tres cursos seguidos, y en el cuarto consiguió el título de profesor. Me cabe el orgullo –añade- de ser el primero en impartir catalán en un colegio de Santa Coloma (por entonces voluntario y fuera del horario escolar).
La situación que describe Luis Cidoncha se fue normalizando a partir del momento en el que la Generalitat cogió las riendas de la educación. Y así fue como llegamos a 1980, año en el que el Instituto de Ciencias de la Educación (ICE) de la Universidad Autónoma de Barcelona le ofreció la posibilidad de impartir a los profesores los cursos de reciclaje. Estuvo impartiéndolos a todos los niveles durante 12 años.
Sin embargo Luis explica que por desgracia, mi admiración comenzó a enfriarse porque consideré que, poco a poco, la situación lingüística se iba pareciendo a la de los años 50-60, pero a la inversa. Desde la 2ª Ley del Catalán (en la que cabe la posibilidad de poner multas) cada vez lo utilizo menos.
Vista aérea de Santa Coloma. A la derecha el Besós. Al fondo Sant Adrià.
Pese a esto, preguntado por su valoración de las diferentes lenguas existentes en España, cree que lo anterior es más que suficiente para demostrar su opinión positiva hacia la riqueza cultural que representa la existencia de no sólo varias lenguas, sino también de fiestas, música y otras manifestaciones. Aprendí también a bailar sardanas –dice Luis- y a contar sus pasos (en cambio, me faltó saber repartirlos). Me apunté como socio en la Unió Excursionista de Catalunya con el fin de ir conociendo la tierra. Pero, por supuesto, siempre sin olvidar mis raíces.

Ha visitado todos los municipios de Extremadura
En todo este tiempo Luis no ha dejado de venir a Extremadura, hasta el punto de haber visitado todos los municipios de la región. Él mismo lo explica así: desde mi marcha, cada año en julio y agosto mientras trabajaba. Desde mi jubilación, de 1 a 3 veces cada año. En ambos casos resido con familiares, excepto las escapadas semanales que he ido haciendo durante más de 9 años (comenzadas en 1984) hasta lograr conocer los 383 municipios extremeños. Obviamente, durante estas escapadas me alojaba en hoteles, hostales, pensiones, según el lugar que elegía como “base de operaciones”.
En 2011 en el dolmen de Lácara
Preguntado por cuál ha sido, a su juicio, la evolución de Extremadura en estos años, comenta que de acuerdo con lo anterior, he podido comprobar esta evolución en primera persona. En general la considero positiva. Sobre todo en lo referente a la mejora de las carreteras. Y, por supuesto, las relaciones sociales.
Volvemos a Catalunya, y en este caso a la relación y comunicación existente entre los extremeños que viven allí. Explica que hacia los años 80 empezaron a proliferar las Casas de Extremadura. La de Santa Coloma se creó en 1986. Inmediatamente ingresó en ella. La relación sólo era entre socios. Por la misma época se creó la Coordinadora de Centros Extremeños en Cataluña, que después se convirtió en la FAEC (Federación de Asociaciones Extremeñas en Cataluña). A partir de entonces las relaciones mejoraron –añade- porque cada año en septiembre esta entidad celebra el Día de Extremadura en Cataluña, cada vez en una población diferente. Se acostumbra a hacer el domingo siguiente al 8 de septiembre, para no coincidir con la celebración en la tierra. Tampoco se celebra el 11, para no coincidir con la “Diada”. Otra concentración  de Casas extremeñas la constituyen las Jornadas Extremeñas de Primavera, celebradas en mayo. En principio también eran itinerantes, pero desde hace unos años se realizan en El Prat del Llobregat. Por otra parte, desde el advenimiento de Internet, la comunicación entre extremeños ha mejorado mucho.

Conocimiento Extremadura-Cataluña
Finalizamos hablando del conocimiento y relación entre sus dos tierras. Piensa que debería realizarse a mayor nivel. Yo aporto mi granito de arena porque colaboro con artículos en la revista anual que edita la Casa Regional Extremeña de Santa Coloma. En ella predominan los relacionados con mi tierra, pero incluyo uno –escrito en bilingüe- para divulgar la cultura local.
Por último nos deja la siguiente reflexión: opino que las relaciones recíprocas serían más fluidas y agradables si no existiera esa coacción derivada de la Ley del Catalán. En la situación actual, de poco me sirve decir a mis paisanos cuando voy por allí que no todos los catalanes son iguales.

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